Nadie sabe cómo van a terminar esta pandemia y la crisis económica concomitante, pero nadie duda tampoco de que se avecina una tremenda lucha por el poder entre las principales potencias. Estados Unidos ha demostrado una gran incompetencia para prevenir la crisis económica y en la conducción de la emergencia sanitaria. Por lo tanto, quien ya no es confiable no puede liderar y quien no lidera no puede imponer condiciones a los países que domina. O sea que asistiremos a la competencia por el predominio entre una superpotencia imbatible, pero que no conduce, y otra (u otras) que no domina(n), pero
resultan más confiables, no por su “bondad”, sino porque dependen de la cooperación con otros actores internacionales para salir adelante. Leer el artículo completo en:
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